¿Sabías que el estudio de la hepatitis en tiempos de guerra ha ayudado entender mejor la enfermedad y encontrar soluciones al problema?
Hace décadas en los tiempos de guerras no sólo en la Primera o Segunda Guerra Mundial, si no también en guerras o conflictos civiles de décadas anteriores. En los ejércitos se han podido estudiar múltiples enfermedades que en esa época se desconocían, tal es el caso de la hepatitis viral tipo A y B.
Serguéi Petrovich Bótkin, inspector médico general, reportó sobre la «enfermedad ictérica» en las grandes concentraciones en las tropas, y sobre numerosas epidemias durante la Guerra Franco Prusiana (1870). La descripción de las características clínicas de la hepatitis, se llegó a reconocer como «Enfermedad de Solkin» para identificarla como un proceso infeccioso.
Otros casos de propagación de «la enfermedad ictérica» se dieron en las campañas napoleónicas, en donde se registraron casos de inflamación y dolor intenso el abdomen superior derecho en los soldados. La Guerra de Secesión de los Estados Unidos y la Primera Guerra Mundial son algunos de otros casos de perfil ictérico.
Durante la Segunda Guerra Mundial se llevaron a cabo estudios que permitieron establecer de manera clara la existencia de dos tipos de hepatitis: La hepatitis A, que se transmite mediante heces en el agua o alimentos; y la hepatitis B que se transmite por contacto directo con la sangre o secreciones seminales.
En la Guerra de Corea de 1950 a 1953, la hepatitis A fue un problema destacado entre las tropas coreanas. La existencia de muchos soldados y civiles enfermos, permitieron investigar el comportamiento de este virus y cómo tratarlo mediante la actividad física, los regímenes alimenticios y la influencia del curso clínico de la enfermedad. En Vietnam también se registraron casos de brotes de hepatitis A y B.
En los últimos años, se han producido grandes cambios políticos que terminan en conflictos bélicos. Estos conflictos han producido irónicamente una amplia gama de conocimientos y estudios sobre las hepatitis virales como entidad clínica, al igual que se han identificado los agentes causantes; la eficiencia de las herramientas o recursos adecuados para tratarlos como la prevención, el diagnóstico, y en algunos tipos de virus de la hepatitis, la vacunación.