Mito: Si no me siento mal del hígado, significa que estoy sano.
R= ¡No necesariamente! Muchas enfermedades del hígado no presentan síntomas hasta años después de haberlas contraído. El diagnostico oportuno puede salvar tu vida.
Mito: Los suplementos alimenticios curan mi padecimiento hepático.
R= Debes consultar a tu médico antes de consumir suplementos alimenticios. Aunque se oferten como buenas e inofensivas opciones, la Asociación Mexicana de Hepatología ha determinado que estos productos pueden llegar a dañar tu hígado.
Mito: Si la persona tiene obesidad, tiene hígado graso.
R= Depende de cada caso. Si bien el hígado graso está relacionado al sobrepeso, existen otros factores, como el consumo excesivo de alcohol. Solo un hepatólogo o gastroenterólogo puede diagnosticar hígado graso.
Mito: El dinero me ayuda a tener un trasplante hepático inmediato.
R= La posición de un paciente en el Registro Nacional de Trasplantes no depende del dinero, si no de el tipo de problema hepático, la gravedad de la enfermedad y la probabilidad de que el trasplante sea exitoso.
Mito: Una persona con sobrepeso no está malnutrida.
R= ¡Falso! La malnutrición es una condición provocada por el consumo inadecuado o insuficiente de alimentos nutritivos para el cuerpo. La dieta de un paciente con obesidad o sobrepeso puede no cubrir sus necesidades nutrimentales aunque provea calorías en exceso.
Mito: Solo quienes padecen alcoholismo desarrollan cirrosis.
R= ¡Falso! En realidad la cirrosis puede ser causada por virus, bacterias, hongos, alimentación alta en grasas y/o azúcar, medicamentos, tóxicos y por problemas del sistema inmune.
Mito: La diabetes no tiene nada que ver con la salud hepática.
R= ¡Error! La enfermedad del hígado graso no alcohólico se presenta en al menos la mitad de los pacientes con diabetes tipo 2.
Mito: El cáncer hepático es causado por el consumo crónico de alcohol.
R= ¡No! Este estima es común y puede afectar la forma en la que el paciente es tratado. 38.5% de la estigmatización se asocia a profesionales de salud.
Mito: Comer de noche engorda.
R= La obesidad puede asociarse a comer de noche, sin embargo no quiere decir que se deba a ello, ya que se pueden consumir más calorías de las que se gastan, sin importar el horario de consumo.